La ciencia no es ni mucho menos una disciplina que se atenga a razones en cuanto a descubrimientos se refiere. Prueba de ello es el clarísimo papel que ha jugado la serendipia (descubrimientos casuales) en el desarrollo humano; el ejemplo más claro es el de la penicilina.
Asimismo encontramos que las disciplinas que tratan de imitar los métodos científicos ramifican sus procedimientos como resultado de la variedad de posibilidades y de la pluralidad natural del universo en el que nos encontramos inmersos.
La disciplina que nos ocupa es la de la investigación, en concreto educativa. Su ramificación técnica es doble, con un punto central derivado de la unión de ambas ramas.
Por un lado encontramos los métodos cuantitativos, que dan preponderancia al número y a la proporción numérica y/o porcentual. Al otro extremo está la investigación cualitativa, que se centra en un contexto determinado para comprenderlo plenamente y poder solucionar con precisión los problemas que lo aquejan. Este último método se basa en las cualidades y la proximidad más que en un análisis lógico-empírico de una globalidad. El punto intermedio y, en nuestra opinión más interesante, se basa en la teorización global y en la auscultación de las cualidades inherentes a una situación más concreta dentro de dicha globalidad.
En el debate que se ha hecho en clase hemos podido comprobar que ambas posturas tienen unas sólidas bases y pueden relacionarse de diversas maneras (complementariedad, unidad, contradicción). Dejando fuera a diversos tránsfugas (¡maldito Bruno!), el debate se ha ido acalorando y tensando, siempre reflexivamente, conforme nos íbamos acomodando a nuestras tesis designadas.
Es de destacar que el debate ha sido una actividad muy interesante y útil para aprender y retener los métodos de investigación. Ya que la ley nos obliga a tener estas horas de prácticas, al menos está bien que se aprovechen de esta manera.
Pd. Bruno es un transfuga
Pd2. Pero aún lo queremos
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